MiradasDoc reflexiona sobre las narrativas del cine documental hecho por mujeres

MiradasDoc reflexiona sobre las narrativas del cine documental hecho por mujeres

El encuentro Miradas de Mujer reúne a las cineastas Irene Borrego, Esther Vital y Anna Giralt para abordar la aportación de las mujeres al cine de realidad y los retos que afrontan

 

MiradasDoc reflexiona sobre las narrativas del cine documental hecho por mujeres y, para ello, ofrece al público este miércoles, 1 de febrero, un encuentro que, bajo el título Miradas de Mujer, reúne a las cineastas Irene Borrego, Esther Vital y Anna Giralt para abordar la aportación de las mujeres al cine de realidad y los retos que afrontan en su trabajo como documentalistas debidos a su condición femenina.

 

La cita es a las 19.00 horas en la Sala 1 del Auditorio de Guía de Isora (Tenerife). Después del coloquio se proyectarán dos de las películas realizadas por estas cineastas, que en la XVI edición de MiradasDoc participan con sus trabajos en el concurso nacional de la sección oficial del festival. Se trata de La visita y un jardín secreto (65’ / España, Portugal), de Irene Borrego, que llega a la pantalla de Guía de Isora con el premio Feroz al mejor documental, entregado hace unos días por la Asociación de Informadores Cinematográficos de España (AICE), y Cadê Heleny (29’ / España, Brasil). El documental de la tercera cineasta participante en el coloquio, Robin Bank (80’ / España), se proyecta el jueves 2 de febrero, a las 12.30. Todas las directoras compartirán con el público un coloquio sobre sus películas tras su proyección. Para acceder a la sala es necesario reservar plaza, gratuita, a través del enlace https://guiadeisora.ticketary.es/.

 

El cine documental hecho por mujeres tiene sus propias características, marcadas por la condición femenina de sus directoras. Esa es una de las convicciones de la cineasta Esther Vital, quien asegura que las mujeres parten de “un lugar de enunciación diferente” y eso les permite tener “una mirada específica, particular”, lo que no es obstáculo para verse constreñidas a un círculo cerrado de temáticas: “podemos hablar de cualquier temática del universo, del mundo, de cualquier tema que se les pueda proponer, político, social, emocional, relacional”.

 

A su juicio, “el subjetivo femenino es particular, determinado por las opresiones estructurales que sufrimos las mujeres. Pienso que, por ser la mujer un sujeto histórico, y haber estado siempre en un lugar subalterno dentro de todos los espacios de enunciación del discurso, su discurso tiene unas especificidades”. La directora de Cadê Heleny profundiza: “al final, tú interpretas la realidad desde un lugar y ese lugar acaba influenciando tanto en cómo percibes la realidad como en cómo la muestras. Así, seguramente, por el hecho de ser mujer, eres capaz de acceder a ciertas dimensiones de la realidad que otro sujeto histórico, otra persona, un hombre, que está en un lugar de poder dentro de la sociedad, no va a acceder”.

 

Las mujeres, recalca Vital, son sensibles a problemáticas y detalles que permiten que “tengamos estéticas propias, por ejemplo, que han sido caracterizadas como naïf o subalternas o que hayan podido ser estigmatizadas o desvalorizadas y que, de repente, nosotras, por haber estado en ese universo y tener esas herramientas a nuestra disposición y al haber podido experimentar dentro de estos límites, podemos valorizarlas”. Se remite con esto a su experiencia en su ópera prima, el corto que presenta en MiradasDoc, en el que recurre a la costura, “un arte que ha sido totalmente infravalorizado y tiene un poder expresivo brutal”. Esa particularidad de la condición de mujer se percibe en el lenguaje del cine de realidad “en los temas que se van a abordar, cuáles son los protagonistas y el lugar desde el cual esos protagonistas van a hablar, el universo imagético que vas a usar, las herramientas o lenguajes que se van a construir”, apunta.

 

Borrego coincide en la particularidad del cine hecho por mujeres, “no tanto por el tipo de historia, como un tipo de mirada. Muchas veces, la mirada de las mujeres es más del detalle, el pequeño gesto oculto, los matices, el subtexto, mientras que, muchas veces, las películas realizadas por hombres son de acciones, hazañas, de los hechos. Las cosas que están más veladas me parece que abundan más en el cine realizado de mujeres. Depende más de un tema de mirada que de historia en sí, en qué aspecto de la realidad se fija una mujer”, detalla la cineasta madrileña.

 

Acciones positivas

La directora de La visita y un jardín secreto destaca el papel de las políticas de acción positiva para apoyar el trabajo de las mujeres en el cine, lo que permite “ampliar las miradas”. Sin embargo, subraya que “donde se nota un techo de cristal no viene tanto por el género como por el presupuesto”. Así, en el cine de no ficción se maneja presupuestos más pequeños y en estos proyectos “parece que sí hay más posibilidad para que las mujeres sean directoras”, algo que desparece “cuando empezamos a hablar de presupuestos más altos: no hay paridad ninguna. En el documental hay más equilibrio y con los sistemas positivos parece que hay más pluralidad de miradas”.

 

Vital también destaca la importancia de estas acciones de apoyo, tanto de instituciones oficiales como de empresas privadas y piensa que se está abriendo y que cada vez hay más mujeres cineastas que están teniendo esta oportunidad y hay cineastas que están demostrando que se puede hacer un cine buenísimo y que aportamos muchísimo las mujeres en el cine”.

 

La cineasta navarra destaca que, “si la mayoría de las personas que están en cargos de dirección o de programación son hombres, seguramente, aunque tengan una cuota, será más difícil que este cine sea apreciado, valorizado, premiado”. Y plantea que no solo se trata de visibilizar películas hechas por mujeres por ese simple hecho. Para ella es más importante “prestar más atención a qué tipo de narrativas se están construyendo, qué tipo de mensajes estamos lanzando, si estos mensajes están contribuyendo a reforzar un estereotipo de género o a traspasarlo y si realmente estamos consiguiendo hacer pasar nuevas cineastas jóvenes el que ellas también pueden hacer cine, tener sus propias narrativas y, sobre todo, construir sus propios lenguajes”, sin necesidad de copiar un lenguaje que no es el suyo. “Tenemos que tener nuestro espacio de experimentar, producir y crear nuestros propios lenguajes desde nuestro propio lugar de enunciado, y eso creo que eso más difícil, porque, al final, igual es una mujer pero copiando un lenguaje que le viene dado”.

 

Las películas

La visita y un jardín secreto es un diálogo intergeneracional con el que Borrego retrata la vida de la pintora cordobesa Isabel Santaló. Adelantada a su tiempo, Santaló entregó su vida al arte durante la dictadura franquista. El documental reflexiona sobre la condición de ser mujer y artista en una época marcada por el conservadurismo y la represión y reivindica la importancia de su figura para la pintura española del siglo XX.

 

En su ópera prima, Cadê Heleny, Esther Vital recurre a los bordados en arpillera con el que mujeres humildes denunciaron en un lenguaje artístico la represión de la dictadura de Pinochet en Chile para profundizar en la extraordinaria vida de una mujer brasileña, Heleny Guariba, desaparecida por la dictadura brasileña en 1971.

 

Robin Bank, de Anna Giralt, también es la ópera prima de su autora. La cinta explora la leyenda de Robin Hood a través de la historia del activista catalán Enric Duran. El estilo de la cineasta destaca por su propuesta híbrida, al mezclar la animación y la imagen real, dos elementos que le sirven para denunciar las injusticias del sistema y recrear lo sucedido, a la par que se permite soñar con un mundo mejor.



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