Muniain: “La realidad no existe; desde el momento en que pones una cámara ya estás falseándola”

Muniain: “La realidad no existe; desde el momento en que pones una cámara ya estás falseándola”

La experta en etalonaje impartió en MiradasDoc un taller sobre tratamiento del color en el cine

 

El cine es una industria compleja en la que entran en juego muchas más piezas de las que se ven. En la tramoya habitan artesanos, técnicos y artistas que hacen de la película un producto listo para ser lanzado a una pantalla de cine. El XI Festival y Mercado Internacional de Cine Documental de Guía de Isora MiradasDoc contó esta semana con una invitada excepcional: Susana Muniain, reconocida experta en tratamiento del color, que impartió un taller sobre etalonaje. ¿Qué es el etalonaje? Es el arte y la técnica de darle a cada cinta la paleta de color que precisa, incluso aunque se trate de una película documental. “La realidad en realidad no existe; desde el momento en que pones una cámara ya estás falseándola”, sostiene.

 

-Uno de los apartados del temario de su taller habla del “color como personaje dramático”. ¿Cómo puede ser el color un personaje dramático, especialmente en el documental?

-En el documental a veces se pasa por alto el color. Yo creo que estamos equivocados al pensar que al hacer una muestra de la realidad esta tenga que ir pintada como la realidad, porque eso es mentira. Si el realizador entiende que también puede utilizar el color para contar el mismo objetivo, que lo use. Al final lo que se están contando son cosas, reales o no reales, eso da igual, y los directores pueden ayudar con el color a que ese concepto se entienda mejor. No tienen por qué decir “es que el cielo es azul y las montañas son verdes”. Lo que quiero decir es que la realidad en realidad no existe; desde el momento en que pones una cámara ya estás falseándola. Con el color pasa lo mismo: tú puedes estar retratando una realidad, pero si estás en un interior cocina y el personaje en cuestión te está contando algo muy íntimo, no tienes por qué dejarlo con la luz de la ventana; tú puedes hacer ese ambiente más íntimo y la conversación se convertirá en algo más íntimo. Estás apoyando la narración y le estás aportando a ese personaje un punto de timidez, de soledad…

 

-¿Y puede existir un concepto previo del tratamiento del color, aparte de hacerlo en cada escena? ¿Se trata este asunto en la fase de preproducción?

-Esto es un problema de presupuesto. Si un documental tiene el mismo presupuesto que el de un largo de ficción, tendrán tiempo para preproducir aspectos como el color antes de empezar a rodar. Esto son cosas que te van a condicionar al final, pero ni siquiera se hace en España de una forma clara si son películas de poco presupuesto: ahí se va al “aquí te pillo, aquí te mato” y luego se toman decisiones. Lo que pasa es que si llegas hasta el final sin haber tomado ese tipo de decisiones antes, después va a ser más difícil y hay cosas irreversibles. Si decides, por ejemplo, que todo va a ser muy amarillo, igual tienes que hacer pruebas de cámara y llevar al rodaje focos que te ayuden a potenciar ese amarillo, para que después, a la hora de posproducir, no tengas que teñirlo todo, sino que el amarillo venga de las fuentes de luz. De lo que se trata es de que todos vayan en el mismo barco, porque si el director de fotografía no habla con el director y no sabe tampoco qué es lo que quiere… Tienen que estar muy comunicados.

 

-En cuanto al tratamiento del color en el cine, ¿se ha heredado algo de los tiempos previos a las técnicas digitales?

-Bueno, ya no se graba en 35 milímetros, pero hay muchos directores que siguen rodando en 35 precisamente por la estética que da. La tecnología te define una estética dependiendo del tipo de cámara que selecciones antes de empezar un rodaje. Hay personas que graban en 35 aunque después el proceso sea todo digital, porque al final no van a tirar bobinas, no van a sacar copias analógicas, va a ir todo a digital porque la distribución va a ser más fácil y económica. Lo caro sería revelar, hacer un positivo y distribuirlo de esa manera. Yo no echo de menos nada de eso porque cuando se rodaba en 35 yo no estaba trabajando en esto.

 

-¿Qué impresión se lleva de MiradasDoc?

-Es difícil ver este tipo de cine. Si no te mueves en festivales como este, no puedes. Yo he ido a Punto de Vista, en Pamplona, unas cuantas veces, y aquí no había venido hasta ahora, sobre todo por la lejanía. Me ha parecido muy interesante la parte de mercado, en la que no sabía que MiradasDoc tenía tanto peso. Para el sitio donde está, creo que tiene mucho valor presentar algo tan difícil para el espectador, algo que no es nada comercial, y encima documental, que es más difícil.

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